Un lugar secreto en alguna parte de Barcelona.
Un pequeño escenario delante de una mecedora.
Músicos independientes que prefieren susurrar a gritar.
Sesenta personas sentadas tan cerca del artista que pueden oír su corazón latir.
Una fiesta post-concierto con novelas, vino y pica pica.
The Rocking Chair Sessions, conciertos íntimos organizados por Son Canciones desde 2016.