Lieven y cómo empezó todo (parte 4)

1989, tenía 13 años. Mi hermana mayor y su novio (sí, el mismo de la cinta recopilatoria, véase LA PARTE 1 DE ESTA SAGA) me invitaron ir al cine. Pero al cine de verdad, no la última de Disney o ET. “Great Balls of Fire” se llamaba la película, y no tenía idea de qué iba. Nunca había oído hablar de JERRY LEE LEWIS, y es que en esa época mi mundo musical todavía estaba monopolizado por los Michael: Jackson y George. Empezó la película, y poco sabía yo que estaba a punto de cambiar mi vida. Sexo. Drogas. Canciones como puñetazos. Pianos en llamas. Más sexo. El Rock ‘n’ Roll entró mi vida como una bola de fuego y arrasó todo. Al llegar a casa conseguí LA BANDA SONORA DE LA PELÍCULA y escuché la cinta hasta literalmente destrozarla. Disney y los Michael ya no tenían nada que hacer: había vendido mi alma al demonio. Y el demonio nunca más será más guapo y más talentoso que Jerry Lee Lewis.